"Al ver un ejército tan
enorme, Ramiro I decidió refugiarse en el castillo de Clavijo, aquello no era
lo que esperaba.
Les triplicaban en número
con muchísima diferencia.
No sólo veía el gran ejército
que se le venía encima, sino la perdida de su propio reino.
Cuentan que aquella noche,
el rey Ramiro no podía dormir, y cuando al fin lo logró, se le apareció
el Apóstol Santiago.
Montaba un enorme caballo blanco, y en su capa llevaba dibujada la señal de la cruz con un tinte rojo.
Empuñando en alto una flamante espada, le dijo:
"Ataca en cuanto amanezca, y tuya será la victoria;
yo combatiré contigo en tus filas".
Y así nació la leyenda del Castillo de Clavijo y de Santiago.
Cuando comenzaba a amanecer, se levantó Ramiro, estaba radiante, con fuerzas renovadas. Contó a todos su sueño, que consideraron como un buen presagio.
Montaba un enorme caballo blanco, y en su capa llevaba dibujada la señal de la cruz con un tinte rojo.
Empuñando en alto una flamante espada, le dijo:
"Ataca en cuanto amanezca, y tuya será la victoria;
yo combatiré contigo en tus filas".
Y así nació la leyenda del Castillo de Clavijo y de Santiago.
Cuando comenzaba a amanecer, se levantó Ramiro, estaba radiante, con fuerzas renovadas. Contó a todos su sueño, que consideraron como un buen presagio.
Y al amanecer, salieron a
la batalla."
No hay comentarios:
Publicar un comentario
comentarios