Y ya son cuatro años desde que te fuiste, justo, el día que empezaba el curso en tu Escuela de Arte.
Y en Villagodio sigue esperándote tu caballete, los lienzos que quedaron por terminar, tus óleos preparados sobre la paleta.
Y todo sigue quieto, tal cuál lo dejaste.
Al final los colores y todos los demás tendremos que aceptar que era cierto,
que eternamente te fuiste,
que no volverás.