CUMPLEAÑOS

Medio siglo de recuerdos. 
Cuántos viajes familiares, de parada con manta y siesta a la sombra de cualquier zona arbolada que pillara en nuestra ruta ¿La hora de llegada? incierta, pero daba igual porque siempre llegábamos. 
Aún hoy, cuando lo miro, sigo viendo a mi abuelo y recuerdo todo el mimo con el que cuidaba cada detalle de su último coche taxi. Nuestro Seat 1500 del 68, uno de los dosmil que aquél año salieron de fábrica con motor Mercedes. 
En él hay tantos ratos de infancia, de aprender y descubrir tantas cosas y juegos en esa suerte impagable que es poder crecer junto a unos abuelos que te cuidan.
Después llegó la jubilación obligatoria y más tarde la despedida definitiva. Y de todos aquellos días sólo queda ya el Zapatones.
Imposible deshacerse de él.
Impensable.
Durante mucho tiempo estuvo descansando. Pero un día mi madre decidió que había llegado la hora de darle una nueva vida al coche en el que mi abuelo le había enseñado a conducir. Este agosto ella y el Milqui han cumplido su 50 aniversario. Hace ya más de diez años que ha estrenado color y pertenece al Club del Seat 1500. Desde entonces ya pocas veces le llaman Zapatones, ahora es Zamorado. 
Cada año que pasa él y su conductora viajan a las concentraciones felices de seguir recorriendo juntos más y más kilómetros. Y también ha llevado a más de una novia hasta el altar.
Merecía la pena darle su fiesta sorpresa de cumpleaños rodedado del cariño de muchos amigos que estuvieron aquí.
No es que quiera a un coche, es que realmente amo todo lo que él representa.