El lobo la vió desde lejos, eran tan linda y olía tannnnnnnnn bien que se le hizo la boca agua
Se acercó a ella escondiéndose, de árbol en árbol, para no ser visto. Caperucita seguía caminando contenta hasta que casi ¡ZAS! se tropieza con el lobo. Lo miró asustada porque no esperaba encontrarse a alguien por allí. Y de pronto, lo comprendió todo. Al ver su carita asustada, el lobo sonrió de oreja a oreja. Caperucita supo en ese instante que él sería su mejor amigo para siempre.
(Daniela, 6años)
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