Cuando terminé de amueblar mi casa quise tener en la terraza un lilo blanco. Pero no lo quería comprar, quería que fuera del mismo lilo blanco que hay en mi campo. Tuve varios intentos que no prendieron. Pero hace ya tres años que uno sí empezó a crecer. Ahora ya mide casi un metro y acaba de despertar de su invierno.
Pero ayer descubrí que esta primavera ha decidido hacerme un regalo. Tendré mi primer ramito de lilas blancas. Mi proyecto sigue creciendo feliz en la terraza y yo tan contenta.
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