Quizá resulta poco poética la imagen de una caja de quesitos vacía, un poco de lana de colores, cartón, alambre y cinta de embalar. Pero yo no busco poesía sino hacer sonreir y llegar a imaginar un cuento nuevo.
Esta mañana terminé a Ñorildo, otro personaje nacido del empeño de la imaginación por crear a partir de lo que suele ir a la basura.
Él y yo os deseamos, de todo corazón, muy dulces sueños.
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