Me gusta compartir con la novia el secreto de su vestido. Es divertido el proceso de crear, en pequeño, las figuras de los novios y colocarlos en la mesa del restaurante. Lo mejor de todo cuando puedo ver las caras de sorpresa de quienes van descubriendo los muñecos.
Pero, claro, no puedo estar en todas las bodas (por poco que duren)
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